El L-PRF (Fibrina rica en plaquetas y leucocitos) es una combinación tridimensional de fibrina autóloga rica en plaquetas y leucocitos que se obtiene a partir de la sangre del paciente.
Su mayor ventaja es que se elabora a través de procedimientos clínicos muy sencillos, que dan como resultado la obtención de una matriz de fibrina resistente y flexible, lo que reduce las posibles reacciones inmunes de rechazo y la transmisión de enfermedades por vía parenteral.
Esta matriz natural rica en plaquetas, acelera la reparación de tejidos blandos y duros.
Posee factores de crecimiento y citoquinas que se derivan de las plaquetas de la sangre y leucocitos.
¿A qué tipo de pacientes se les puede aplicar ésta técnica?
Cuando el ser humano sufre una herida en el cuerpo, de forma automática envía fibrina. Sin embargo, en los casos de pacientes con problemas circulatorios o venosos la sangre no llega de forma apropiada a las zonas más alejadas del corazón (donde se impulsa la sangre), por lo que es muy común que este tipo de pacientes formen úlceras crónicas en extremidades inferiores.
La presencia de estas proteínas ha demostrado que es indicada para producir una cicatrización de heridas como por ejemplo: quemaduras, pie diabético y úlceras crónicas.
¿Cómo se lleva a cabo el tratamiento?
Consiste en realizar una extracción de sangre de varios tubos y dicha sangre sin ser manipulada de ninguna forma, dentro del mismo tubo que se colecta, se coloca en una máquina especial que se encarga de centrifugar la sangre para separar sus componentes de una forma específica, donde se obtiene un coágulo de fibrina 100% natural del paciente de un color amarillento y dicho coágulo es el que se coloca en la zona a tratar.
¿Cuántas sesiones de L-PRF se requieren para curar una herida?
Normalmente un tratamiento lleva más de una aplicación, ya que al ser una regeneración naturalmente guiada, en la primera sesión se limpia y desbrida la zona, y la colocación busca activar la circulación de sangre en el sitio a través de una estimulación de los vasos sanguíneos. Así, la primera aplicación normalmente no arroja una recuperación visible del volumen, más sí un cambio radical en la condición de la vascularidad de la zona, requisito ideal para poder llegar y cerrar una herida de úlcera.
En una segunda aplicación sí se comienzan a ver cambios mucho más visibles al paciente y se comienza a apreciar una disminución de la dimensión de la herida.
La cantidad de sesiones dependerá de la gravedad de la herida y sus enfermedades patológicas.
Por otra parte, el compromiso del paciente con el tratamiento y el apoyo familiar, son pilares fundamentales para obtener los resultados deseados.
La Dra. Yelka Zamora, es pionera en Costa Rica de la técnica L-PRF y brinda sus servicios en Clínica Ruisánchez junto a su esposo Tonet Ruisánchez, propietarios del centro médico.
La Dra. Zamora, imparte cursos a médicos y enfermeros que deseen ampliar sus conocimientos y abordar el tema de heridas crónicas y quemaduras mediante esta grandiosa técnica como lo es el L-PRF. El mismo contiene un segmento teórico–práctico y una segunda parte con práctica en pacientes.
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